09 marzo, 2011

A veces, nos pasamos la vida (o más bien la perdemos), buscando un signo, una señal que nos diga: adelante. Y esperamos encontrarla ahí, señalizada con un cartel enorme y luces de neón indicándonos el camino.Nos pasamos tanto tiempo buscando señales que son probablemente inexistentes que no nos percatamos de que hay alguien, o algo, que en silencio nos envía leves destellos indicativos que, si no estuviéramos tan cegados en la gran señal, nos ayudarían a construir el camino, o al menos, a saber por dónde empezar.No nos percatamos de que quizás lo que necesitamos está justo delante de nuestras narices, pero lo seres humanos tenemos un grandísimo problema y es que si miramos de demasiado cerca no observamos los detalles y se nos escapan entre los dedos como cuando tratamos de coger un puñado de arena en la playa, que cuando volvemos a abrir la mano, la mayoría de los granitos se han esfumado.La vida no tiene millones de caminos y tú escoges uno u otro, los que de verdad entienden de lo que es vivir, saben que a lo largo de los años cada uno nos construimos el nuestro propio

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